En medio de la escalada militar con Corea del Norte, Estados Unidos ha puesto en marcha en suelo surcoreano su escudo antimisiles para protegerse de las amenazas del dictador Kim Jong-un.
Según informa la agencia de noticias Yonhap, las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur anunciaron ayer que el THAAD está “operativo y tiene la habilidad de interceptar misiles norcoreanos”. Pero como informó el Pentágono, tendrán que pasar varios meses para que el escudo funcione plenamente porque de momento solo tiene una “capacidad operativa inicial”.
Ubicado en un antiguo campo de golf de Seongju, en la provincia de Gyeongsang del Norte, dicho sistema de baterías antimisiles fue instalado la semana pasada en medio de fuertes protestas de los vecinos. Además, su despliegue ha causado una agria controversia diplomática porque el presidente de EEUU, Donald Trump, sorprendió a todo el mundo al decir hace unos días que Corea del Sur debería pagar el escudo, cuyo coste asciende a unos mil millones de dólares (917 millones de euros).
De inmediato, el Gobierno surcoreano le recordó que, en virtud de los acuerdos entre ambos países, su obligación consistía en proporcionarle el terreno y las infraestructuras al Ejército estadounidense para que este se encargue de manejar y mantener el THAAD. Corrigiendo al presidente Trump, así lo afirmaron el domingo los jefes de seguridad nacional de los dos países, quienes estuvieron hablando por teléfono durante más de media hora para aclarar el malentendido.
Junto a Corea del Norte, China ha criticado muy duramente este escudo antimisiles por considerar que sus potentes radares pueden espiar su territorio y mermar su capacidad militar. “La posición de China es clara y firme. Nos oponemos al despliegue del sistema THAAD e instamos a las partes implicadas a que cese inmediatamente su despliegue. Tomaremos las medidas necesarias para defender nuestros intereses”, señaló en su comparecencia diaria ante la prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang.
En represalia por el escudo antimisiles, Pekín ha declarado una guerra comercial encubierta contra las empresas surcoreanas. Junto a las grandes marcas de coches que han tenido que cerrar temporalmente sus fábricas en China, como Hyundai, una de las más afectadas ha sido la cadena de centros comerciales Lotte, que ha negociado con el Gobierno surcoreano los terrenos donde se ha instalado el escudo. Además, el sector turístico se ha visto muy perjudicado por la caída de viajeros procedentes de China.
Fuente: ABC
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