Euro Lepage
Otro terrible caso se hace del conocimiento público, Euro Lepage, de 21 años, fallece producto de una salvaje golpiza propinada por efectivos de la GNB.
Euro soñaba con pertenecer a la Guardia Nacional Bolivariana, y por ello, ingresó a la Escuela de la GNB en la Isla de Guara el domingo 24 de enero a las 7:00 a.m., en calidad de aspirante, lo que no sabían él o su familia, era el horror que le esperaba al joven.
Desde el inicio, los maltratos empezaron por parte de efectivos de la Guardia Nacional, bajo el consentimiento del Capitán al mando.
Otro de los jóvenes aspirantes que se encontraba en el mismo “entrenamiento” que Lepage, relató que apenas entraron a la escuela los enviaron a hacer actividad física, y que muchos de sus compañeros se encontraban en estado de deshidratación ya que no les proveían de agua. Indica que además les pisaban manos y cabeza, para seguir con golpes con objetos contundentes y patadas en costillas y otras partes del cuerpo. “Yo no podía más, y me estaba doliendo la costilla y siguieron dándome patadas, a raíz de eso me presionaron para firmar la baja, desde ahí no siento dos dedos de los pies y me dijeron que está enfermo”, aseveró.
En sus declaraciones, el joven nombró como responsables del crimen al Sargento Salazar, Sargento Gómez, Teniente Chinchilla y la Sargento Rivas (mujer). Además puntualizó: “allí estaba una compañera que estaba desmayada, estaba tirada y la dejaron así”.
Ya para nadie es un secreto, cuál fue el desenlace de Euro, quien murió por la maldad de unos y por la desidia en el tema clínico y hospitalario en Venezuela.
El “Crimen de la Guara” es uno de esos casos que se repiten en las escuelas militares del país, pero que terminó mal, las denuncias por maltratos y violación de los derechos humanos a los aspirantes a las FANB son numerosas, sin embargo son muy pocas las que trascienden.
Denuncia de una madre indignada
Aída Sequera, en el 2014, denunció a través del periódico “El Aragueño” el maltrato psicológico del que fue víctima su hijo de 18 años, Junior Catillo, quien estuvo solo tres días en la para denunciar lo que considera es “maltrato psicológico” del que fue víctima su hijo al ingresar a la Academia Técnica Militar Bolivariana, donde solo estuvo 3 días, luego de que “le dieran la baja”. Sequera comentó que cuando buscó a su hijo a la institución, el joven se encontraba deshidratado.
“Yo respeté la decisión de mi hijo de querer ser militar, se internó en la Academia Técnica y su idea no era de mi agrado, pero la respeté y hasta gasté más de 30 mil bolívares en uniformes e implementos para brindarle mi apoyo, y no puede ser que quienes se encargan de recibirlos les proporcionen un trato tan cruel y degradante”, indicó.
La madre de Castillo expresó que las instituciónes militares deberían encauzar sus acciones a formar profesionales y no para someterlos a vejaciones y maltratos psicológicos. Para Sequera, son hechos que violan los derechos humanos, frustrando así los deseos de los jóvenes que desean servir a la nación.
Recordar es vivir: El Caso de Fuerte Mara
Los nombres de Angel Ciro Pedreáñez y Orlando Bustamante, son de esos que muchos venezolanos aun hoy, no olvidan.
Los hechos en Fuerte Mara fueron arropados por la sombra del misterio, de no saber realmente hasta el día de hoy, qué sucedió.
Repasando los hechos, según el informe de la Human Rights Foundation:
“El 30 de marzo de 2004, entre la 1:00 a.m. y 1:35 a.m., se desató un incendio en una celda de castigo del Fuerte Mara (La Guajira, Estado Zulia, Venezuela) en el que resultaron quemados ocho soldados del Batallón de Ingenieros de Combate 105 (“Tropa Carlos Soublette”). La HRF ha considerado que los soldados fueron encarcelados por razones disciplinarias, sin que hubiese previamente un procedimiento administrativo, y que la celda de castigo se usó contraviniendo la legislación venezolana. La HRF no pudo determinar cómo se inició el incendio. La HRF cree que estuvo seguido de un encubrimiento deliberado que llevó a investigaciones retrasadas, pérdida de evidencias y al hostigamiento de las víctimas, sus familiares y testigos. La HRF ha hecho exhaustivas entrevistas a los abogados y a miembros de las familias de los agraviados. Además, ha obtenido y analizado documentos jurídicos, resultados forenses, expedientes de tribunales, así como cientos de artículos periodísticos acerca del caso Fuerte Mara. Las evidencias indican sin error alguno, violación de derechos humanos. Específicamente del derecho al debido proceso y del derecho a no ser objeto de arrestos arbitrarios, de conformidad con la legislación nacional e internacional aplicable. Además, en el supuesto de que el incendio hubiese sido causado intencionalmente desde fuera de la celda de castigo, también se configuraría una violación del derecho a estar libre de tortura y del derecho a la vida.
Todos los soldados sufrieron quemaduras de distintos grados. Tres de las víctimas estuvieron en condiciones críticas, entre ellos, Orlando Bustamante, de 21 años de edad, quien falleció el 4 de abril de 2004. Ese día a primera hora de la mañana, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, había declarado que todo había sido un accidente y que los soldados habían sufrido heridas menores. La crisis política originada con ocasión de la muerte de Bustamante fue significativa y produjo una creciente atención sobre lo que había ocurrido en el Fuerte Mara. El Presidente Chávez, haciendo alarde de la importancia de las relaciones públicas y la crisis moral del 11 de abril de 2004, transmitió su alocución semanal de varias horas de duración desde el Fuerte Mara” (Human Rights Foundation)
La sombra sobre el “Caso de Fuerte Mara”
Una Comisión de la AN en el 2004 concluyó en que el incendio de Fuerte Mara, se “inició desde adentro”, y Wilfredo Silva, comandante del guarnición militar de Maracaibo, dijo que el incendio de Fuerte Mara se trató de un “accidente”, sin embargo, el abogado Morly Uzcátegui entregó a la Fiscalía una cinta con la voz de Ángel Ciro Pedreáñez asegurando que el fuego fue provocado desde el exterior de la celda de castigo.
El soldado Jesús Álvaro Barroso Montiel, de 20 años, el jueves 6 de mayo del 2004, declaró que el incendio fue provocado al “lanzarle gasolina a los soldados”, sin embargo, se retractó y dijo que fue presionado para emitir esas declaraciones, luego de ser acusado por el Ministerio Público, por la comisión del delito de simulación de hecho punible.
La realidad
Son muchos supuestos, leyendas, realidades y acciones espantosas las que manchan a las escuelas militares del país, son numerosas las denuncias, los relatos inconclusos, y Venezuela exige justicia, no una justicia amañada por los intereses de otros, el país necesita saber la verdad de los terribles hechos que han dañado a tantos jóvenes física y psicológicamente. Con esos tratos relatados, se puede entender de dónde procede la personalidad psicopática e insensible de muchos que forman parte de la GNB, en las escuelas militares del territorio nacional, están formando monstruos.
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