La palabra “impeachment” vuelve a resonar por todo Brasil, justo un año después de la caída de la anterior presidenta, Dilma Rousseff. La diana se desplazó a Michel Temer. El Tribunal Supremo autorizó ayer abrir una investigación judicial a Temer después de que un empresario le haya situado en el centro de una supuesta trama de sobornos. Temer anunció que no dimitirá, pero han comenzado las deserciones entre sus aliados y los mercados entraron en pánico.
En las últimas semanas las confesiones de los ejecutivos de la mayor constructora del país que han implicado en el cobro de sobornos a prácticamente toda la clase política. Pero otra crisis está por venir. La prueba llegó con la apertura ayer de la Bolsa de São Paulo, hasta ahora impávida a las convulsiones políticas. El mercado sufrió el mayor desplome desde el hundimiento de Lehman Brothers, hace 10 años, y tuvo que suspender temporalmente las cotizaciones veinte minutos después de la apertura. Y eso que aún no se conocía la decisión del Supremo de autorizar la investigación a Temer.
El origen de la nueva sacudida se sitúa otra vez en las confesiones de empresarios acusados de pagar sobornos a cambio de favores políticos. Ahora son los dueños del imperio cárnico JBS, el mayor donante de las campañas electorales de los principales partidos del país. Según reveló el periódico O Globo, el presidente de JBS, Joesley Batista, grabó una conversación con Temer en la que le comenta que está pagando un soborno mensual para comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, condenado a 15 años de cárcel por corrupción.
La noticia conmocionó inmediatamente al país. En algunas ciudades cientos de personas, ligadas a grupos de izquierda, se echaron a la calle. Horas después, los acontecimientos estrechaban el cerco sobre el Gobierno. El Supremo decidía retirar la condición de senador a uno de los principales sostenes de Temer, el líder del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), Aécio Neves. La Policía dispone de pruebas documentales de sobornos pagados por JBS a Neves.
Temer, que ya había emitido una nota negando los hechos en la noche del miércoles, hizo este jueves un pronunciamiento público para insistir en el desmentido y asegurar que “no dimitiré”. El presidente parece decidido a aferrarse al cargo pese que él mismo reconoció que se abre una “crisis de proporciones políticas aún no dimensionadas”.
Fuente: El País
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