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Hugo Chávez: el mayor criminal venezolano del Siglo XXI, por Gustavo Coronel

La evidencia es esta:16 años y 2,4 millones de millones de dólares después de la inauguración presidencial de Hugo Chávez Frías la pobreza venezolana es peor que la existente en 1998.

Esta es la comprobación de un gran fracaso, de un gran crimen, de la más atroz tragedia que se haya visto en Venezuela. Durante los 16 años de régimen castro-chavista Venezuela ha tenido ingresos por $2.400.000.000.000 y, sin embargo, la pobreza en Venezuela superará al fin de este año el nivel de pobreza que tenía el país en 1998. El nivel de corrupción del régimen supera el nivel de corrupción que período presidencial alguno haya experimentado. Los niveles de resentimiento social están en su punto más alto desde la Guerra Federal. El país físico y el país espiritual están en ruinas.

Alejandro Grisanti, economista y jefe de investigación para América Latina de Barclays Capital, dijo que en los últimos tres años Venezuela ha sufrido la peor caída del poder adquisitivo de su historia, por lo tanto, para 2016 habrá más pobres que en 1998. Explicó en entrevista con Circuitos Éxitos que el control es un modelo económico caduco. Aseguró que el gobierno no tiene como opción ir a los mercados internacionales porque la tasa de interés es muy alta: 30%.
Tanto los venezolanos quienes adversan al régimen como quienes forman parte del régimen o lo apoyan ya saben, así algunos no lo admitan, que la Venezuela de hoy es una horrenda caricatura de lo que el país debería ser. Es una Venezuela arruinada, con gente en la calle que – según nos dice Francisco Faraco – parece mondongos con patas, con gobernantes ignorantes y cursis, con una credibilidad internacional destruida. Esta no es una visión cruel de nuestro país, es una visión lamentablemente objetiva.

Millón y medio de venezolanos se han escapado de este horror. Millones se han quedado porque no han podido irse y están en Venezuela sufriendo el horror, resignados muchos, combatiendo otros. Todos hemos visto como una pandilla de 500-600 miembros se ha beneficiado personalmente de esta tragedia para hacer grandes fortunas y vivir como reyes, mientras el grueso de la población languidece en la miseria, en el terror y en la indignación en contra de la impunidad reinante.
Inexplicablemente hay quienes parecen estar sentados en la barrera, viendo la destrucción del país de manera impasible, argumentando no estar “ni con los unos ni con los otros”, es decir, los ni-nis. Estos venezolanos no parecen estar sufriendo lo que sufren millones de sus compatriotas. Tienen que estar viviendo en una Venezuela intermedia que puede hasta ser un “paraíso” para quienes tienen dólares guardados. Para estos compatriotas Venezuela es el país más barato del mundo, mientras que para los millones de venezolanos comunes y silvestres, es el país más caro del mundo, el más primitivo y el más brutal.

La destrucción de Venezuela ha llevado a una división entre sus habitantes, lo cual ha sido el resultado más cruel de los esfuerzos disociadores del difunto sátrapa. El resentimiento social, el odio de clases que trajo Chávez a la palestra política venezolana ha encontrado eco entre los millones de venezolanos sumidos en la pobreza. Esa pobreza, les dijo Chávez, no era un asunto de insuficiente educación o de las políticas erradas de gobiernos anteriores. Les dijo que era un producto del crimen cometido por los “oligarcas” en contra de los pobres. Era un crimen, añadió, que él venía a vengar. Su demagogia no buscó la armonía entre los venezolanos sino acentuar los odios y los resentimientos.

Digo que este hombre, Hugo Chávez Frías, ha sido el peor criminal político que hemos tenido en Venezuela en su historia moderna.

Por ello considero como una cruel burla a los venezolanos el obsceno despliegue de culto a la personalidad que se hace en torno a su nombre. En un intento de desplazar el nombre de Bolívar con su nombre, se bautizan puentes, edificios, fajas, eventos, con el nombre del sátrapa, cuya imagen aparece en todos sitios, de la misma manera que la imagen del carnicero Fidel Castro satura los espacios de Cuba.

El régimen piensa que el muerto puede resucitar a punta de propaganda cursi, cuando el desplome de Venezuela ha hecho que su recuerdo esté estrechamente asociado con el desastre y que su memoria se haya convertido en objeto de desprecio hasta por muchos de quienes lo seguían, brevemente ilusionados por el dinero que salía de sus manos.

Es necesario enfrentar el mito de Chávez con todos los hierros. Este hombre no fue un mesías, no fue un defensor de los pobres. Fue un paracaidista ignorante y resentido, ansioso de poder, quien vendió nuestra soberanía a los hermanos Castro, a fin de obtener sus servicios para perpetuarse en el poder. Paradójicamente murió en sus predios.

Yo acuso a nuestra oposición organizada en la MUD de haber sido demasiado melosa con este sátrapa. Cuando se enfermó y esa enfermedad llevó a que hasta los gabinetes del gobierno venezolano fuesen en La Habana, esa oposición se negó a mencionar la enfermedad del sátrapa y a criticar el desgobierno. Esa oposición no ha dicho nada sustantivo en contra de la inmensa corrupción de Rafael Ramírez y de otros gerentes de una Pdvsa arruinada. Sus voces han sido cuidadosamente críticas, como para no ofender o llevar al necesario rompimiento y confrontación con un régimen atroz. Han llegado a decir que Maduro es malo porque no se parece a Chávez. La oposición venezolana ha sido capturada en gran medida por el síndrome de Estocolmo, el cual lleva a los rehenes de un secuestrador a simpatizar con él.

Por supuesto que hay que votar masivamente el 6D. Por supuesto que hay que observar las reglas de la democracia. Pero no es posible olvidar que el respeto a esas reglas mientras la otra parte las cubre de excrementos puede llegar fácilmente a confundirse con la sumisión. Y Venezuela no puede salir de esta pesadilla en un ambiente de sumisión sino en un ambiente de dignidad y abierto rechazo del régimen. Si la Venezuela digna no cobra su victoria el 6D, si se deja engatusar una vez más, la diáspora alcanzará niveles inimaginables.

Fuente: Noticiero Digital

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