ROMA — Más allá de su liderazgo institucional, el Papa Francisco será recordado por su profunda conexión con la oración, un aspecto esencial de su vida que marcó a millones alrededor del mundo. Desde su primer saludo como pontífice hasta su último mensaje de Pascua, el Papa insistió en el poder de la oración como puente hacia Dios y entre los seres humanos.
Durante esta semana, mientras miles se reúnen en el Vaticano y en iglesias de todo el mundo para rendirle homenaje, surgen testimonios que reflejan cómo la oración del Papa tocó corazones de toda índole: desde líderes políticos hasta jóvenes recién casados.
Uno de los mensajes más emblemáticos fue su constante petición: “Recen por mí”, una frase que repitió en innumerables ocasiones, incluso en momentos personales con fieles. Un ejemplo fue el de una pareja estadounidense que, tras saludarlo en el Vaticano, recibió una inesperada respuesta del Papa: “Ustedes también recen por mí”.
El profesor Bruce Morrill, teólogo católico, destaca que Francisco visitó más de 200 veces la Basílica de Santa María la Mayor para orar, incluso tras ser dado de alta de su última hospitalización. Allí también será enterrado, cumpliendo su último deseo.
Incluso figuras políticas, como el ex presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., John Boehner, relataron cómo una simple petición de oración del Papa cambió sus vidas. “Fue un momento transformador”, escribió Boehner, quien renunció poco después del histórico discurso del Papa ante el Congreso en 2015.
El Papa también fue cercano al admitir sus propias debilidades. En una entrevista, reveló que en ocasiones se dormía mientras rezaba: “Dios nos ama cuando descansamos en sus brazos como niños”, dijo con ternura.
Su oración final como pontífice, compartida en Pascua, fue una súplica por el buen uso de la tecnología, la dignidad humana y la unidad mundial. Una plegaria que resume el corazón de su papado: humilde, cercano y profundamente humano.
En medio del duelo global, su legado de fe sigue vivo en cada oración que hoy se eleva en su nombre.
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