El Comité de Instrucción de Rusia (SK) acaba de anunciar de la detención de seis personas procedentes de países centroasiáticos en el marco de la investigación por el atentado del lunes en el metro de San Petersburgo. A los seis arrestados se les considera sospechosos de reclutar jóvenes por engrosar las filas de organizaciones como el Daesh o el Frente al Nusra, pero el SK no ha aclarado si mantenían algún tipo de vínculo con Akbarzhón Dzhalílov, el suicida kirguís de 22 años que perpetró el ataque en el metro.
Así mismo, la portavoz del Comité de Instrucción, Svetlana Petrenko, informa de que se ha efectuado ya un registro minucioso del domicilio de Dzhalílov en San Petersburgo. Sus padres acaban de llegar a la ciudad procedentes de Kirguistán con la intención de colaborar en la pesquisas, aunque la madre no puede creer que su hijo haya podido ser el autor del atentado.
En el piso donde vivía el terrorista no se han encontrado armas ni explosivos, pero sí literatura de carácter islamista radical y diverso material que puede ser útil para esclarecer lo sucedido. Según Petrenko, 40 testigos han sido interrogados y se dispone ya de las imágenes de las cámaras de seguridad en el entorno del domicilio de Dzhalílov para su análisis. El jefe del SK, Alexánder Bastrikin, ha celebrado ya una reunión con su equipo para hacer una primera evaluación de los resultados de la investigación.
Dzhalílov, que parece reunir todas las características del típico terrorista que actúa de forma independiente, recibió la ciudadanía rusa en 2011 y trabajaba en un taller de reparación de vehículos. Llevaba consigo la bomba que reventó el vagón de metro entre las estaciones de Tejnologuícheski Institut u Sénnaya Plóshad, con el consabido balance de víctimas, y colocó además otro artefacto en la estación Plóshad Vosstania dentro de un extintor, aunque afortunadamente pudo ser desactivado a tiempo.
Fuente: ABC
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